Este
texto pertenece a La reforma de la ortografía española
escrito por Miguel de Unamuno.
Según
la intencionalidad del emisor es informativa porque informa acerca de
los cambios que quieren hacer los retrógrados y los revolucionarios
en la ortografía española.
Según
el nivel de lengua empleado por el emisor es culto porque utiliza
expresiones como ''entrar a tajo y mandole'', es una expresión
singular y emplea palabras complejas como ''pontífice''.
Según
la atmósfera o tensión comunicativa entre emisor y receptor es
formal por la forma en la que se expresa Unamuno.
Según
el medio físico o canal a través del cual se transmite el mensaje
es escrito.
Según
la naturaleza del código lingüístico es verbal porque usa la
lengua como código.
Según
la estructura del código lingüístico es argumentativo porque
explica su punto de vista sobre volver a la ortografía antigua.
Según
el ámbito de interacción social es profesional porque se observa el
conocimiento que tiene de la lengua.
El
tema de este texto es la inutilidad de la ortografía etimológica,
se relaciona con el título La reforma de la ortografía
española porque hay personas
que la quieren reformar, pero volviendo a como era antiguamente esta
lengua.
La
tesis del autor es inductiva porque aparece al final del texto,
aunque Miguel de Unamuno expresa su opinión claramente durante todo
el escrito, se observa claramente en el final con su conclusión, no
está de acuerdo con los lingüistas que quieren cambiar la lengua
como era antes porque no es práctico, es decir, no tiene utilidad ni
para los que no saben ni latín ni griego y si a lo largo de los años
se han omitido signos de sonido muertos era porque no servían para
nada, no tiene sentido volver a lo que han quitado hace tiempo.
Los
lingüistas retrógrados quieren volver a los sonidos que habían
antes en la lengua española y, así, rescatar también signos de
sonidos muertos que no serían útiles ni para los que no saben latín
ni griego. Es inútil conservar letras que no sirven para nada por
amor a las etimologías.
Se
observa función expresiva porque el autor expresa su opinión sobre
la reforma ortográfica española. Función conativa porque provoca
en el receptor una reacción, pensar con respecto a lo que trata el
texto y crear una opinión. Claramente, aparece la función
metalingüística, ya que utiliza la lengua para hablar de la propia
lengua y también contiene función poética porque embellece el
texto y llama la atención con palabras y expresiones poco usuales.